INTRODUCCIÓN AL BLOG
VAYAMOS AL ENCUENTRO pretende ser un blog para reafirmarse en la aventura de la fe cristiana, sabiendo, como nos decía Benedicto XVI que “la fe cristiana es ante todo encuentro con Jesús, una persona que da a la vida un nuevo horizonte… " (3-10-2007).
La Navidad enlaza con el Adviento: El
Adviento es un tiempo especial de gracia y de una invitación a reconocer las
“Venidas del Señor”.
El Adviento nos hace volver la atención a las tres venidas del Señor, de las cuales la gloriosa del último día será la culminación.
El Adviento es una intensa y concentrada celebración de la larga espera en la historia de la salvación, como el descubrimiento del misterio de Cristo. Remitir el tiempo a Dios es una invitación urgente a redescubrir la centralidad de Cristo en la historia humana, en la historia de la salvación y en nosotros mismos. Hoy en la Iglesia es como un redescubrir la centralidad de Cristo en la historia de la salvación.
El Adviento nos hace volver la atención a las tres venidas del Señor, de las cuales la gloriosa del último día será la culminación.
El Adviento es una intensa y concentrada celebración de la larga espera en la historia de la salvación, como el descubrimiento del misterio de Cristo. Remitir el tiempo a Dios es una invitación urgente a redescubrir la centralidad de Cristo en la historia humana, en la historia de la salvación y en nosotros mismos. Hoy en la Iglesia es como un redescubrir la centralidad de Cristo en la historia de la salvación.
Nuestra
esperanza tiene en el misterio de la Navidad un fundamento firme, Dios ya
ha mostrado su bondad hacia nosotros,
comprometiéndose con nuestra humanidad herida, hasta el fondo e
irrevocablemente.
El tiempo litúrgico de Adviento nos lleva, como un río hacia el mar, a la Navidad, donde celebramos “la entrañable misericordia de nuestro Dios” (Lc 1,78), por la cual vino a hacerse carne por nuestro amor.
La figura de un niño recién nacido, que encontraron los pastores acostado en un pesebre, representa para el mundo entero, y hasta el fin de los siglos, la apuesta de Dios por nosotros. Una apuesta arriesgada y total. Dios se hizo por nosotros vulnerable y necesitado. La Navidad invita a cultivar es la gratitud. Es justo y necesario hacer memoria de tanto bien como Dios nos ha hecho por la encarnación de su Hijo Jesús: “Dios vino por ti y por mí”.
Para los cristianos, lo realmente importante es que Jesús de Nazaret es el “Mesías esperado” y el “Dios con nosotros”, que nació en un momento determinado de nuestra historia y puso su tienda entre nosotros”.
La Navidad nos invita a descubrir un hecho deslumbrante, del que hacemos memoria: Dios se ha encarnado, Dios ha venido a vivir nuestra misma vida, Dios ha entrado en nuestra historia y ha abierto un camino de liberación, Dios ha hecho suya nuestra debilidad.
El tiempo litúrgico de Adviento nos lleva, como un río hacia el mar, a la Navidad, donde celebramos “la entrañable misericordia de nuestro Dios” (Lc 1,78), por la cual vino a hacerse carne por nuestro amor.
La figura de un niño recién nacido, que encontraron los pastores acostado en un pesebre, representa para el mundo entero, y hasta el fin de los siglos, la apuesta de Dios por nosotros. Una apuesta arriesgada y total. Dios se hizo por nosotros vulnerable y necesitado. La Navidad invita a cultivar es la gratitud. Es justo y necesario hacer memoria de tanto bien como Dios nos ha hecho por la encarnación de su Hijo Jesús: “Dios vino por ti y por mí”.
Para los cristianos, lo realmente importante es que Jesús de Nazaret es el “Mesías esperado” y el “Dios con nosotros”, que nació en un momento determinado de nuestra historia y puso su tienda entre nosotros”.
La Navidad nos invita a descubrir un hecho deslumbrante, del que hacemos memoria: Dios se ha encarnado, Dios ha venido a vivir nuestra misma vida, Dios ha entrado en nuestra historia y ha abierto un camino de liberación, Dios ha hecho suya nuestra debilidad.
El Papa Francisco afirmaba que “la
Navidad es la revancha de la humildad sobre la arrogancia, de la simplicidad
sobre la abundancia, del silencio sobre el alboroto, de la oración sobre “mi
tiempo”, de Dios sobre mi “yo”.
Añade el Papa que “celebrar la Navidad es hacer como Jesús, venido para
nosotros, los necesitados, y bajar hacia aquellos que nos necesitan. Es
hacer como María: fiarse, dócil a Dios, incluso sin entender lo que Él hará.
Celebrar la Navidad es hacer como José: levantarse para realizar lo que Dios
quiere, incluso si no está de acuerdo con nuestros planes”
VÍDEOS SOBRE LA NAVIDAD-TIEMPO MÁGICO 2023
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